martes, agosto 01, 2006

Lo que no mata.. Fortalece..

Pocas situaciones son tan desiquilibrantes como las rupturas amorosas.. Incontrolables emociones nos invaden y nos sentimos en el vacío y la oscuridad.. Son frecuentes la ansiedad, la rabia, la pena, los trastornos del sueño, el llanto, el desgano, los pensamientos obsesivos y la desesperanza..
Es dificil centrarse en el presente, puesto que tendemos a irnos al pasado o anticipar un futuro que visualizamos sin sentido.. Sentimos que la felicidad se nos fue..
En fin.. se acaba la relación.. pero sobreviven sus integrantes, quienes deben aceptar que cada uno va a ir muriendo en el corazón del otro.. Se trata de la dificil tarea de atravesar por una muerte en vida.. Irrumpe la impotencia por no poder recuperar al ser querido o salvar un amor que costó tanto construir..
De ahí tanto dolor y la necesidad de hacer un duelo, el cual tiene sus fases y sus tiempos.. Si nos saltamos etapas o reprimimos sentimientos, corremos el riesgo de quedarnos estancados o con heridas abiertas.. En cambio, si seguimos se abre una oportunidad de crecer afectivamente y salir fortalecido, aunque nos cueste creerlo cuando estamos hundidos en el sufrimiento..
La primero es permitirse las lágrimas.. hablar de los sentimientos que nos embargan y revivir la relación una y otra vez.. No hay que dejar recuerdos por hacer ni penas por llorar.. Es bueno compartir el dolor.. Éste es parte de la vida y resulta consolador ser escuchados.. Sin embargo, debemos ser cuidadosos en seleccionar con quien nos confidenciamos.. No hace bien recibir demasiados consejos o "frases hechas", que, más que ayudar, nos desconectan de nuestras emociones y nos hacen sentir incomprendidos..
Es necesario estar consciente de que lo que nos duele ahora, remueve dolores del pasado.. Como "adultos", repetimos, a veces sin darnos cuenta, formas de sobrellevar la pena que hemos aprendido en otras experiencias de pérdida afectiva.. Si esto nos impide avanzar en el duelo, quizá sea necesario buscar ayuda especializada.. por que no? Yo siempre he tratado de evitar eso.. pero hace un tiempo me di cuenta que sí ayuda.. y mucho...
Ahora bien, si la reconciliación es posible, es el momento de intentarla.. Si no depende de uno, es necesario perder las esperanzas de una vez por todas.. Si a quien se rehúsa querernos le damos el poder de partinos el corazón, nunca saldremos adelante.. Puede que quien fue nuestra pareja sea la causante de las heridas que sentimos.. pero ahora es nuestra responsabilidad sanarlas..
Hay que ser paciente con uno mismo si tenemos recaídas.. son normales.. pero OJO.. cuidado con las "venganzas".. porque nos obligan a seguir de víctimas!
El siguiente paso es rearmarse como persona asumiendo que por sobre nosotros pasó un huracán y que hay que construir una cotidianidad donde ya no está esa otra mitad tuya.. Esto implica hacer cosas por uno mismo, buscar nuevos intereses, salir del encierro y descubrir los nuevos recursos que nos dejó la experiencia..
Cuidado con entrar muy pronto en otra relación... Se corre el riesgo de repetir los mismo errores al buscar en la nueva pareja al amor perdido.. Contra lo que dice el famosos refrán.. "EL NUEVO CLAVO PUEDE QUE HUNDA MÁS AL OTRO"..
El tiempo es un gran aliado, pero su mero transcurso no cura todas las heridas.. Es lo que hagamos con el tiempo lo que determinará que a la larga podamos mirar para atrás y darnos cuenta de que con las penas de amor se sufre.. pero también se aprende.. o no??